"Depilarse
toda": ¿por ellos o por nosotras?
Desde hace unos años es
moda. De hecho, es tendencia absoluta en todos los salones de belleza. Pero,
¿las mujeres lo hacemos porque nos gusta o a pedido de los hombres? ¿Qué se
busca y qué se encuentra en un cavado sin un pelo? De los riesgos a los
beneficios, la intimidad de la depilación total de la pelvis y la tira de cola.
Si te depilás toda, gozás más”. O “Ellos lo prefieren sin
un pelo”. O “Ni loca lo hagas, es muy peligroso”. O… Muchos son los mitos que
rodean a un pubis absolutamente depilado. Lo cierto es que es “la” tendencia de
belleza íntima de este siglo, una norma que se ha establecido entre las mujeres
que no dudan a la hora de acostarse en la camilla del centro de belleza. Y ya
no se trata de “recortar” o sólo prolijar: ahora la misión es dejar nuestra
intimidad casi al descubierto, totalmente despojada de ese vello que pocas
décadas atrás reflejaba la feminidad absoluta, el verdadero ser mujer.
“Por
algo está”, decía la abuela
El
vello púbico aparece en la maduración púber debido a la influencia de
andrógenos y estrógenos y forma parte de los caracteres sexuales externos. “Se
cree que su origen se remonta al desarrollo, cuando el hombre tuvo que caminar
erguido y éste ‘señalaba’ el área genital”, explica el doctor Walter
Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo. Otras teorías sostienen que servía
para calentar la zona cuando no se empleaban más que algunas pieles para vestir
o que mostraban una parte del cuerpo que podía resultar excitante para los
otros.
Desde
el punto de vista ginecológico, “sirve para amortiguar el impacto de golpes o
fricciones sobre el pubis protegiendo, así, a los genitales externos y también
impide que la transpiración o el agua que corre por el cuerpo impacte
directamente en ellos”, detalla la ginecóloga Sandra Magirena. Y
agrega: “El vello forma una malla protectora al ingreso de gérmenes u otras
secreciones, por ejemplo, la contaminación de materia fecal a la vagina”.
Pero
el dato más interesante está por venir. “En la base de los pelos ondulados se
encuentran glándulas sebáceas que humectan la zona y segregan feromonas,
sustancias que estimulan el deseo sexual masculino excitando los terminales
nerviosos del órgano vomero nasal, una estructura del cerebro primitivo ligada
al olfato y al estímulo sexual -sobre todo- en los hombres”, dice
Magirena.
A
la hora de hablar de los riesgos, mucho se dice y poco se sabe.
Según la ginecóloga, “En general no hay inconvenientes serios, salvo el efecto
de irritación por calor sobre la piel o alergia a la cera que
pueda producirse”.
Depilame,
depilate: de la bikini a ¿nuestro? placer sexual
Al
principio, hacer “el cavado” sólo buscaba eliminar los pelos de las ingles para
evitar que asomaran –antiestéticos y desagradables- por debajo de la tanga o
de la malla. Hoy, “el 85 por cierto de las mujeres que se atienden
se depila la pelvis completa y se hace la tira de cola”, cuenta la esteticista Viviana Ayllón.
Y
es ahí, recostadas sobre la camilla y sin bombacha, cuando nos enfrentamos a
las verdaderas razones por las que decidimos volver a ser “como nenas de 8
años”.
De
la boca para afuera, y según Ayllón, “la mayoría de las chicas dice que lo hace
por higiene, porque se sienten limpias, frescas y seguras. Sólo algunas pocas
insinúan que lo hacen a pedido de sus parejas”.
Y
llegamos a la cuestión: nuestra imagen frente al espejo (y frente a ellos).
Depilarnos el cavado ya no es un simple acto de belleza, no sólo buscamos
eliminar los pelos para que no se vean debajo de la bikini, buscamos volver a
ser chicas, lampiñas y con la piel suavecita. ¿Por qué? La “leyenda urbana”
afirma que no tener vello colabora con nuestro placer sexual, sin embargo, la
doctora Magirena lo descarta de plano: “es un mito, tiene que ver con la
cultura y las modas y no con el goce”.
Belleza
siglo XXI
Eso
que pocas murmuran es, en general, la verdad: a los hombres los fascina un
pubis “infantil”. Pero no siempre les gustó. En su libro “La defensa
del pelo. Contra la dictadura de la depilación íntima”, citado
por blog "Bastadesexismo", el
periodista Stephane Rose sostiene que esta tendencia se originó con la
democratización de Internet que acarreó, a su vez, la democratización de la
pornografía. "Desde el principio de los años 2000, la
depilación íntima ya no es una cuestión de moda, y mucho menos de elección o de
libre albedrío: una mayoría de mujeres ya no son dueñas de sus pelos púbicos y
los depilan dócilmente (…) sin cuestionar el sentido de su gesto".
Y
si volvemos a las causas, sólo basta ver la presentación de una película porno
para descubrir que, entre tanta pelvis completamente depilada, “las peludas”
son una categoría especial, minoritaria y fetichista.
Ese, absolutamente limpio y despojado, es el modelo que los hombres pretenden
imitar en sus camas.
Entonces,
¿qué buscamos nosotras y qué encuentran ellos al vernos “como nenas”? El
doctor Ghedin no cree “que la zona lampiña produzca
en los hombres adultos fantasías de
estar con una mujer más joven", pero sí cree que "se sienten
halagados por lo que la mujer les ofrece, como si ellas hubieran -ex profeso-
preparado la zona para estar con ellos”.
A
diferencia, para Magirena, “La sexualidad ha cambiado bastante, hay una pérdida
de la intimidad, todo se expone. Es más importante el ‘cómo me ven’ que el
‘cómo me siento’. Yo pienso que estos comportamientos son un poco regresivos,
creo que verse toda depilada es algo infantil y el sexo compartido y
placentero es cosa de adultos. Sabiendo que son más las mujeres las que se
rasuran todas, pensar que un hombre se excita con un pubis aniñado suena
bastante perverso”.
El
cavado completamente depilado y la tira de cola son tendencia indiscutida. De
la higiene al goce, varias son las razones por las que las mujeres pasamos por
ese momento que de placentero poco tiene. ¿Vos te depilás esa zona?
¿Por qué lo hacés? Y los hombres, ¿qué prefieren?
Fuente:Clarín
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